Carlos Aguilar: arte que pende de la imaginación
Muros y ventanas que desafían la gravedad. Elementos que flotan sin más base que la imaginación. Espacios vacíos repletos de historias y vivencias fundidas en bronce que buscan seducir los sentidos de quien se deja atrapar por la obra de Carlos Aguilar.
Como cada una de sus esculturas, la historia de Carlos comenzó a modelarse con plastilina, su juguete favorito. Sus maestras y familiares se asombraban de su facilidad para dibujar y la creatividad de la que hacia gala en sus trabajos escolares.
De pequeño la figura de un toro era su creación más frecuente, con el tiempo, sin más estudio que su experiencia ni mayor inspiración que sus ideas, descubrió el fascinante mundo de la escultura.
Según las anécdotas del propio Carlos Aguilar; las cubetas, pelotas y recipientes de plástico se convirtieron en la materia prima de su imaginación, a pesar de las quemaduras y de los regaños de su madre, fundía el plástico de los artefactos caseros para realizar sus primeras obras.
Este material le permitió darse cuenta de sus alcances como escultor, sin embargo, lo imposibilitaba para hacer reproducciones de una misma obra. Aprendió la lección tras vender el original de una de sus primeras piezas.
Después de experimentar con el plástico, hizo sus primeros intentos con el bronce, el reto estaba en que este material no se viera pesado, dando la impresión de ser ligero.
La solución estuvo en jugar con los espacios y desafiar a la gravedad. Suspender en el aire los elementos que conforman la escultura. A partir de ese momento, la magia del bronce corrió a cargo de de Carlos Aguilar.
Por lo general, la obra del maestro Aguilar toma como inspiración el arte. A través de sus piezas vibran las notas del jazz, se leen las grandes hazañas del Quijote y se esconde la pasión del flamenco.
La carrera de este artista mexicano se ha desarrollado de la mano de importantes personajes de diferentes ámbitos, su grupo de amigos es tan nutrido como su repertorio de esculturas, pues es muy común que sus amistades queden inmortalizadas en bronce.
Marcel Marceau, Paquito de Rivera, Bill Clinton y algunos personajes anónimos son algunos parte de los rostros, talentos, historias y trayectorias que dan vida a sus esculturas.
Grandes estrellas del jazz han dado vida a su obra, sin embargo, Carlos Aguilar recuerda una con especial emoción, Milt Hinton. Sin saberlo, este jazzista sirvió de modelo para una de las primeras y más reconocidas obras del artista mexicano “El Bajista”.
Un día llegó a sus manos el calendario con la imagen de un bajista en medio de un fondo negro que ocultaba sus brazos y piernas. El artista moldeó en su escultura únicamente las manos, el bajo y la cara del personaje. Haciendo gala de su creatividad Calos Aguilar vio nacer sus esculturas flotantes.
18 años después de esta creación, Carlos Aguilar fue el encargado de elaborar un premio para galardonar a las estrellas del jazz yhacerle entrega de este reconocimiento al propio Milt Hinton.
“Y sigo jugando…”
Carlos Aguilar nunca ha visto en la escultura una profesión, le parece increíble que algo tan divertido pueda considerarse trabajo. El artista mexicano confiesa que siempre vio en la escultura un pasatiempo, un juego, así que puso mayor énfasis en otras actividades como la música. Durante varios años, Aguilar perteneció a un grupo musical encargado de amenizar fiestas y eventos sociales.
Finalmente, se dio cuenta que el “juego de la escultura”, era admirado por muchas personas, quienes reconocían en él a un verdadero artista capaz de hacer magia con el bronce.
“Cuando veo que las personas sonríen, ya la hice”, señaló Carlos Aguilar, quien sin duda se lleva grandes satisfacciones al ser testigo de las reacciones de la gente. Una sonrisa, una expresión de sorpresa o miradas insistentes que buscan descubrir como se sostienen las cosas; son la más grande recompensa del artista.
Con el bronce como aliado, la complicidad de la gravedad y la sonrisa de las personas como misión; Carlos Aguilar sigue jugando con la creatividad para compartir con las personas un mundo mágico, donde sus personajes, penden únicamente de la imaginación.
Muros y ventanas que desafían la gravedad. Elementos que flotan sin más base que la imaginación. Espacios vacíos repletos de historias y vivencias fundidas en bronce que buscan seducir los sentidos de quien se deja atrapar por la obra de Carlos Aguilar.
Como cada una de sus esculturas, la historia de Carlos comenzó a modelarse con plastilina, su juguete favorito. Sus maestras y familiares se asombraban de su facilidad para dibujar y la creatividad de la que hacia gala en sus trabajos escolares.
De pequeño la figura de un toro era su creación más frecuente, con el tiempo, sin más estudio que su experiencia ni mayor inspiración que sus ideas, descubrió el fascinante mundo de la escultura.
Según las anécdotas del propio Carlos Aguilar; las cubetas, pelotas y recipientes de plástico se convirtieron en la materia prima de su imaginación, a pesar de las quemaduras y de los regaños de su madre, fundía el plástico de los artefactos caseros para realizar sus primeras obras.
Este material le permitió darse cuenta de sus alcances como escultor, sin embargo, lo imposibilitaba para hacer reproducciones de una misma obra. Aprendió la lección tras vender el original de una de sus primeras piezas.
Después de experimentar con el plástico, hizo sus primeros intentos con el bronce, el reto estaba en que este material no se viera pesado, dando la impresión de ser ligero.
La solución estuvo en jugar con los espacios y desafiar a la gravedad. Suspender en el aire los elementos que conforman la escultura. A partir de ese momento, la magia del bronce corrió a cargo de de Carlos Aguilar.
Por lo general, la obra del maestro Aguilar toma como inspiración el arte. A través de sus piezas vibran las notas del jazz, se leen las grandes hazañas del Quijote y se esconde la pasión del flamenco.
La carrera de este artista mexicano se ha desarrollado de la mano de importantes personajes de diferentes ámbitos, su grupo de amigos es tan nutrido como su repertorio de esculturas, pues es muy común que sus amistades queden inmortalizadas en bronce.
Marcel Marceau, Paquito de Rivera, Bill Clinton y algunos personajes anónimos son algunos parte de los rostros, talentos, historias y trayectorias que dan vida a sus esculturas.
Grandes estrellas del jazz han dado vida a su obra, sin embargo, Carlos Aguilar recuerda una con especial emoción, Milt Hinton. Sin saberlo, este jazzista sirvió de modelo para una de las primeras y más reconocidas obras del artista mexicano “El Bajista”.
Un día llegó a sus manos el calendario con la imagen de un bajista en medio de un fondo negro que ocultaba sus brazos y piernas. El artista moldeó en su escultura únicamente las manos, el bajo y la cara del personaje. Haciendo gala de su creatividad Calos Aguilar vio nacer sus esculturas flotantes.
18 años después de esta creación, Carlos Aguilar fue el encargado de elaborar un premio para galardonar a las estrellas del jazz yhacerle entrega de este reconocimiento al propio Milt Hinton.
“Y sigo jugando…”
Carlos Aguilar nunca ha visto en la escultura una profesión, le parece increíble que algo tan divertido pueda considerarse trabajo. El artista mexicano confiesa que siempre vio en la escultura un pasatiempo, un juego, así que puso mayor énfasis en otras actividades como la música. Durante varios años, Aguilar perteneció a un grupo musical encargado de amenizar fiestas y eventos sociales.
Finalmente, se dio cuenta que el “juego de la escultura”, era admirado por muchas personas, quienes reconocían en él a un verdadero artista capaz de hacer magia con el bronce.
“Cuando veo que las personas sonríen, ya la hice”, señaló Carlos Aguilar, quien sin duda se lleva grandes satisfacciones al ser testigo de las reacciones de la gente. Una sonrisa, una expresión de sorpresa o miradas insistentes que buscan descubrir como se sostienen las cosas; son la más grande recompensa del artista.
Con el bronce como aliado, la complicidad de la gravedad y la sonrisa de las personas como misión; Carlos Aguilar sigue jugando con la creatividad para compartir con las personas un mundo mágico, donde sus personajes, penden únicamente de la imaginación.
1 comentario:
Hola tengo una pieza, un saxofgonista muy parecido al que hizo para clinton, misma base, misma gota como mastil. Tenemos algunas dudas sobre su originalidad, sabe si alguien nos puede ayudar en su autentificacion? muchas Gracias.
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