lunes, 11 de febrero de 2008

Gota a gota el plazo se agota


La llegada de la Expo está cada día más cerca. Los países participantes han comenzado a recibir la llave de sus respectivos pabellones. A pesar de los malos augurios y la incredulidad de muchos, las obras parecen ir conforme a lo establecido. Como ya se veía venir, los hoteles suben indiscriminadamente sus tarifas con miras a la Expo. Marcelino Iglesias, mandatario aragonés, solicita la sensatez de los hoteleros, sin embargo, parece no encontrar eco a su petición. El presidente argumenta la necesidad de dar una buena imagen a los visitantes a la muestra, condición que se pone en riesgo con el alto precio de los hoteles. En respuesta al problema de hospedaje, los turoperadores ofrecerán paquetes que incluyan la visita a la Muestra Internacional y la posibilidad de pernoctar en alguna localidad aragonesa, e incluso, en Madrid o Barcelona. Por un lado, es una medida oportuna para el bolsillo de los visitantes y para darle mayor difusión a otros sitios de la comunidad autónoma. Sin embargo, Zaragoza es mucho más que la Expo 2008, así que los visitantes que sólo vengan a la Expo y vayan a dormir a otra localidad, pasarán de los atractivos que la ciudad anfitriona ha reservado para sus visitantes. Es justo que el proceso de embellecimiento al que está siendo sometida Zaragoza, sea apreciado cabalmente por los asistentes. Los zaragozanos merecen el reconocimiento tras la organización de este evento. Su paciencia por soportar las obras, los atascos y los cortes a la circulación lo vale. Después de todo, Zaragoza somos todos.

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