Estos días de asueto sirviron para hacer uno que otro trabajo, dormir mucho y disfrutar los encantos del ambiente navideño en Zaragoza. El camino al Pilar implica todo un derroche de luces. Muchos han protestado: que si el cambio climático, que si el ahorro de energía... lo que es cierto es que al pasear por ahí dan ganas de tararear villancicos, emular la risa de papá noel, comprar regalos e inevitablemente dejar escapar un suspiro de bienestar. La fachada en reparación del Pilar relega el esplendor de la plaza a un enorme Nacimiento. El principal atractivo para muchas familias que se dan citas armados con abrigos y una buena dosis de paciencia para hacer la cola. Otro de los nacimientos más esperados de Zaragoza es el de Ibercaja, los visitantes que se detienen a admirarlo son sorprendidos por copos de nieve que caen sobre sus cabezas, por un momento existe la ilusión de que la ciudad se cubrirá de blanco, pero unos pasos más adelante termina el efecto. A lo largo de una caminata por el centro de la ciudad te encuentras con una gama de instrumentos y personajes que prestan su voz a la navidad. Violines, acordeones, saxofones y contrabajo; son los encargados de completar la estampa navideña en Zaragoza con la diversidad de sus acordes. Los más pequeños señalan deslumbrados la iluminación que se presenta frente a sus ojos, los mayores van comiendo sus nueces mietras menean la cabeza al ritmo de "los peces en el río"... Así es la navidad en Zaragoza, todo un deleite para aquellos que encontramos en las fiestas decembrinas, la mejor época del año.
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